Puede que el fin del mundo suceda cada día
Debería de ser este texto, si es que termina como yo lo espero, un logro importante ya que últimamente me inunda una gran falta de creatividad. Puede que sea un triunfo a mi imaginación y capacidad de relato, o quizás no, debido a que voy a limitarme a contar un momento, es decir, algo que sucedió, en un tiempo y espacio determinado. La calle San Luis de mi ciudad, Rosario, brinda como toda senda de zona céntrica, una variable cantidad de oportunidades. A quien le gusta la fotografía, captura una gran cantidad de imágenes sobre árboles, negocios, la plaza Montenegro, el cine Monumental, los chicos corriendo o comprando el platiné o la manzana, esa que tiene pochoclos y caramelo, esa que a mi nunca me gustó. Si quiere gastar dinero, lo esperan una gran cantidad de centros comerciales, tiendas de ropa, galerías lujosas, si lo que pretendes es un taxi ahí probablemente lo encuentres en unos segundos. La película, a la cual no vale la pena ni nombrar, terminó a eso de las seis y medi